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viernes, 31 de agosto de 2007

seca

Creo que estar enamorada me seca el cerebro y hace que se me peguen ciertas cosas del messenger. Hace dos días me sorprendí escribiendo "bida". No me distingo por tener ortografía perfecta, pero esto son mamadas.

El martes pasado me di la oportunidad de visitar mi escuelita para entrar a unas clases, conocer a los maestros y recoger el material para mis clases.
La experiencia prometía bastante desde que llegué a Tj y el señor camionero me regañó por no saber que su ruta no pasaba por la UABC (para esto iba con retraso porque los soldaditos de la salada nos detuvieron casi 40 minutos) así que me tiró en un burger king, cojo un taxi y a la uniiiii!!!!
Paula la secretaria de humanidades es un amor y ella lo sabe todo (creo que debería de ser subdirectora) me recibe con una sonrisa y la preocupación de que mi problema no se ha solucionado. Me hizo entrega del material del profe Lee, 112 pesos en copias que él pagó porque la escuela no corre con esos gastos, no me lo dijo, pero me di cuenta. Es increible como Joelia y yo le valemos madres a la universidad, ni copias nos pueden dar.

Después de ver mis asuntos en la escuela me dirigí al café que esta cruzando el puente, pido un frappé de oreo horrible y me dedico a hojear el material de estética. Es sumamente interesante todo lo que hay que leer y ahí se acciona algo dentro de mí, algo raro; un leve aire pasa por mi cabeza diciendo "no lees lo suficiente, pendeja", en eso pasa un camión urbano y se esfuma. Quedé de verme con un amigo ahí para después irnos a comer, como no llegaba me fui a la librería pero con la voluntad firme de no comprar. En cuanto salí de ese recinto él iba llegando. Un abrazo y un beso, cómo has estado, bien (respuesta automática, pocas veces uno realmente dice "de la chingada" o "no es cosa que te importe") y tú, bla bla, el clima, el calor de Mexicali. Me parece impresionante como la gente al parecer lo único que sabe de esta ciudad es que hace mucho calor, pero lo mas impresionante es que estaba sudando en Tijuana, la humedad me estaba matando, sentía cómo me derretía. Terminamos en un restaurante de comida italiana, yo una ensalada guiseppina y el una milanesa no sé qué. Pasé dos largas horas de mi vida escuchando el proyecto de su vida y las avestruces. No me dejó hablar.

Las 6 de la tarde y yo de nuevo en la escuela, busqué al maestro Eliot, lo encontré, me dio el material y mi tarea. Me sorprendió mucho que en sus anotaciones hubiera calificado mi corto trabajo con un 10 y el comentario de "excelente e interesante", lo que no me provocó la misma impresión fue que me escribiera que cuando se escribe "filosóficamente" hay que ser mas detallista, porque sé que eso me falla.

Entré a mi clase de filosofía medieval, con una hermosa e interesante maestra. La clase transcurrió normal para los alumnos de ese grupo, pero para mi fue diferente. Con cada palabra de la maestra me iba sintiendo mas ignorante, cada comentario sobre la Biblia ( no la he leído) y la escuela de Alejandría, Alejandro Magno, Orígenes, Plotonio, la filosofía griega buscando al ser y la cristiana la salvación del ser yo sentía pena por la educación filosófica mediocre que me he proporcionado.
Salgo de la clase y el leve aire del café se convierte en una ráfaga que me grita "ponte a leer la Biblia y dedícale mas tiempo a la filosofía". Seguí a la maestra hasta la subdirección para que me diera el material que faltaba. Me invitaba a regresar cuando quisiera, me comentaba que la clase se iría poniendo mas interesante porque iban a empezar los debates en el salón, yo sonreía y asentía con la sonrisa congelada mostrando el terror que le tengo a no saber y es que uno de mis miedos salió en esa clase, NO SABER, NO SABER, NO SABER. Es algo con lo que he estado trabajando desde hace tiempo, es decir; no tengo porqué saberlo todo, no soy omnisapiente, no debe de darme pena no saber, no soy perfecta.

Después de una pequeña crisis de ignorancia (y un golpe a la soberbia) me dirigí al salón donde imparten filosofía del arte. Mis compañeros no me hablaban y tampoco me di a la tarea de socializar. Entramos a la clase y me percato (mas de lo que ya lo había hecho) de que el maestro es todo un personaje. La clase se trató de Heidegger y los poetas. Palabras en alemán, francés, griego, inglés salían de la boca del maestro, pequeñas frases importantes. No participé para nada en la clase, me dediqué a escuchar y ese aire que me había llegado en el día se convirtió en viendo huracán y me exigía volver a pensar "LEE MAS CABRONA".

Me resulta fascinante darme cuenta de lo infinito de la mente, toda la información que se puede almacenar, todo el conocimiento que se puede adquirir por varias vías.

Me retiré de la clase sin decir palabra alguna, directo a tomar un taxi que me llevara a la central de autobuses y me alejara del golpe de realidad que recibí en Tijuana. Ansiaba llegar a mi hogar, a mi habitación, a mi mundo seguro, mi zona de confort... dormirme y no pensar mas en filosofía. Pero sabía que no podría hacerlo, no paraba de cuestionarme si había elegido la carrera adecuada, si a eso me quería dedicar, pensaba en lo difícil que es estudiar la filosofía, tantas subjetividades, tantas verdades, tantas letras, tanto que saber y por último... qué hacer con todo eso.

Esta experiencia me sirvió para darme cuenta de muchas cosas y posterior a la introspección obligada, hacer consciente que estoy en la carrera adecuada, un verdadero reto para mi inteligencia, pero mas que nada, reafirmé mi amor por el conocimiento y reconocí que tengo que poner mas de mi parte para lograr ser la filósofa que quiero ser.

3 comentarios:

joe dijo...

yo no lo sé, compañera...

yo no sé para qué sirve.

Kr!x dijo...

pues si consideras que debes leer y tienes tiempo y ganas... lee!!

pasala chido en tu semana!

saludos

Silvana dijo...

me gustó mucho tu relato!!!
jajame acordé de mis años en la universidad!

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