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jueves, 31 de diciembre de 2009

Le figaro de ma tête


AVES MOLESTAS EN EL BOSQUE DE LA CIUDAD


Ixlicame,31 de diciembre de 2009.En mi última visita al renovado bosque de la ciudad me encontré con el chismorreo enfurecido de los pavorreales que según sus quejas son perseguidos por pequeños engendros con el fin de arrancar sus bellas plumas.

-Parece que sus vulgares progenitores no se hacen cargo de ellos, sólo vienen a soltarlos y dejarlos que anden por ahí haciendo destrozos, son terribles esas criaturas llamadas niños-.Esa fue una declaración por parte de uno de los testigos que quiso mantenerse en el anonimato.

-Deberían de amarrarlos o enjaularlos, son un peligro para la comunidad-.

Los patos y gansos no se quedan atrás con las quejas, pero han formado un bando en contra de los intrusos que los quieren atascar de sobras de comida; según mis fuentes aparentemente van y piden comida a los visitantes pero cuando éstos se descuidan van y corretean a los niños para asustarlos.
Las otras especies que están siempre enjauladas se manifiestan a su modo; el tigre de bengala al estar harto de los apodos, preguntas estúpidas y constantes fotografías de su intimidad, poco antes de concederme la entrevista se levantó y giró para tirarles un pedo a los espectadores.
Es una pena que éstos animales sufran dpor culpa de los pequeños terroristas que visitan el bosque, ojalá las autoridades tomen cartas en el asunto.
Reportando desde algún lugar de mi cabeza; Blegaria de Ixlicame.

jueves, 10 de diciembre de 2009

no me vaigan a mover a ese muerto.

Se encontraba moribundo cuando apareció sobre uno de mis hombros.
Piel helada, mirada ausente, cabello escurrido y las mil pecas estaban por desaparecer.
Slobodan porqué quieres seguir en mis pesadillas y morirte; muérete sólo como siempre quisiste estar, no vengas a joderme con una historia que pique mi corazón de flan.
Lárgate a morir a la capital del mundo, no pienso cargar contigo.
Caminé por una calle muy larga, toqué varias puertas y el moribundo seguía en mi hombro. Quiero que se muera ya porque me siento cansada de cargarlo, necesito ver que su cuerpo se diluye y se va a la coladera, necesito saber que va a parar en las aguas más negras, porque alguien así no puede servir para agua de riego ni le servirán los tratamientos para ser reciclado, es agua estancada, fétida que no sirve pa nada.
Caminé un poco más hasta que decidí tirarlo en la calle, no es que yo no tenga compasión por alguien en su estado, es que simplemente pesa demasiado y no puedo caminar, cada vez pesa mas.



Lo tiré.


Me siento en la banqueta a muchas metros de él, todavía puedo verlo; está tieso.


Me siento en mi culpa, pienso y me levanta la alegría.

Que nadie mueva al muerto, déjenlo que se pudra con su pasado sin límites, no merece ni piedras ni flores, merece que los perros se lo traguen.

No llegaron los perros, pero las ratas sí.

Mientras miro los pedazos de carne estirados por los dientes de las ratas hago una oración por él:

Dios gracias por llevártelo, tanta ligereza es un mal ejemplo para los demás.

En el nombre llevó la penitencia.

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