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lunes, 29 de octubre de 2007

hace un año

Contemplaba una burbuja de jabón y al fondo el edificio de Bellas Artes, la calle, el olor a grasa, el ruido de los carros, la gente pasando sin detenerse a observar y viéndolo todo, cada quien es su mundo al parecer, todo rápido, córrele, todos tenemos prisa. El extranjero de Camus y César a mí lado. En ese momento decidí hacer el recuento del viaje por una ciudad muy extraña para mí. No era la primera vez que me encontraba afuera de la librería Gandhi.
El martes muy temprano estaba en la central esperando el camión para Tijuana, en cuanto pongo la cabeza en el asiento pareciera que me dan polvos mágicos, me duermo. Se me había pasado el aeropuerto, me desperté en la central ¡problemas! Me llevó a mí sola un autobús al lugarzote ese donde salen los aviones. Aerocalifornia es una mierda, no respetaron mi reservación, pagué dos pesos mas y 4 horas de espera. De Tijuana a Hermosillo, de ahí a Monterrey, una señora que pensó que estábamos suspendidos en el aire porque la nave no se movía. Pasé 14 horas en central, aeropuertos, cielo y por fin la Ciudad de México. Cena, dos volcanes y agua de arroz, me fui a dormir al hotel barato que encontré.
Miércoles 6 a.m. abro los ojos, era muy temprano para hacer mi recorrido, decidí dormir más. Eran las 10 a.m. cuando emprendí el camino, calle Isabel la católica y síguele caminando. Por fin, la Universidad del Claustro de Sor Juana, qué cosa tan más hermosa, un altar a ella enorme, lleno de flores, figuras de papel maché representando la ciencia y las artes, unas esferas suspendidas con hilos transparentes me hablaban del universo. Un jardín enorme con bancas y estudiantes vestidos de blanco. Entré al baño mi vejiga quería explotar, obvio como soy mujer, orino sentada, al ver la puerta de madera frente a mi, inscripciones chistosas pero fuera de lo normal, algo así como “fulanita y sutanito” pero lo anormal no era eso, sino que alguien escribió “qué pérdida de tiempo” y aquella enamorada le contesta “sino te gusta no lo leas”, la mujer que hacia referencia a la inutilidad de nombrar a la pareja contestó “soy libre de poner lo que pienso”, fue hermoso, dado que estoy acostumbrada a leer cosas como “amor loco, con sabor a coco y moco” . En la pared derecha había un poema.
Caminando por otra calle me encontré con una biblioteca, compre dos libros usados a bien precio. Unos pasos más y ya estaba en el centro cultural México Israelí. Costumbres, fotografías, escritos, mucha información. Maseltov.
Caminar por las calles de la Ciudad de México es muy divertido, al menos para las personas que disfrutamos de lo simple y hacemos de cada detalle algo grande. Paseando por la Alameda central observe a un tipo con el cabello azul; ahí abundan las personas con picos, peinados raros, maquillaje estrafalario, cosas así, me hizo pensar el tipo de la greña azul, que los chilangos ocupan de esas cosas para ser diferentes, para delimitar su individualidad en una ciudad tan grande, ocupan sentirse especiales, porque la vida ahí es cabrona, rápida, hay mucho de todo. Probablemente tienen miedo a perderse en el ahora inmenso gris que pinta a Tenochtitlan.
La biblioteca del Fondo de Cultura Económica Juan José Arreola, “You may say i 'm a dreamer, but i'm not the only one”, “el baile del perro, que lo baile de la'o, que lo baile bajao” “10 PESOS LE VALE, 10 PESOS LE CUESTAAAA”,” Oops!...I did it again, I played with your heart, got lost in the game”. El olor de la grasa de los tacos de canasta, las diferentes canciones, retratos raros de la gente de ahí; una señora comía un elote asado, a su lado un caballo teniendo sexo anal con una nalgona en la portada de una película. Los comerciantes gritando los precios, a todo pulmón anunciando sus baratos productos.
El Banco de México de pasadita igual que el edificio de correos, que después visitaría con César, seguro Porfirio Díaz por ahí andaba, viendo la obra para el aniversario de la revolución, encabronado por las modificaciones que ha sufrido el palacio.
Miembros de la APPO en carpas, ataúdes para la democracia, el gobernador de Oaxaca con cuernos, en algunas otras fotos nariz y orejitas de “cosssshi”. Fox traidor, alimentos en una gran carpa, era un centro de acopio.
Palacio de Minería. Tacuba No. 3. Muchos artefactos para torturar, principalmente a mujeres. Objetos que destruían la dignidad humana. Poco del dolor real de quienes fueron torturados se pudo capturar gráficamente en las pinturas expuestas. La gota de agua, la dama de hierro, la silla de los picos, silla eléctrica, el potro. Había algo así como un pilar largo en forma de un triangulo isósceles pero muy picudo, arriba de ese pico supuestamente se suspendía a alguien en el aire a través de una soga, la tortura consistía en dejarlo caer poco a poco y encajarse en tal punta con su propio peso. Cinturones de castidad, látigos, gatos de 9 colas, grilletes. Las peras son una especie de espejo vaginal, que era introducido en la vagina o el ano, la tortura consistía en abrirlo dentro del cuerpo, contaba con unos picos que desgarraban el tejido.
Debido a las barricadas pedorras que tenía la PFP y que no me dejaban pasar, tuve que rodear la calle y fui a dar a la calle de Donceles al Museo Nacional de Arte. Unas escaleras preciosas, vitrales, silencio, pinturas, fotografías, mucho saber, muchas visiones expuestas en espacios cuadrados que perduran en el tiempo y el espacio. Vivencias delimitadas en un marco.
Jueves. Metro doctores, garibaldi, buenavista y ya estaba en la Bibloteca Vasconcelos. Enorme, al entrar pareciera que los libros cuelgan y si se caen, cientos de años de saber, toneladas de letras nos caerán encima para aplastarnos. Recorrí los pasillos sin un rumbo especifico, me deleitaban los estantes, imaginar la construcción de tan hermoso recinto.

De regreso en el metro un estúpido me estaba rozando el seno izquierdo, salí casi corriendo del metro. En el semáforo de Bellas Artes, otro idiota me saluda me pregunta cómo estoy, contesto parcamente y me meto a una liberaría, Capote y Cortazar salieron conmigo, eran los únicos que me cuidaban, un periodista homosexual y un bohemio, además  muertos. Para mi asquerosa suerte el tipo me había esperado afuera, me siguió hasta la Gandhi por mas de 1 hora anduve viendo libros, películas y discos.

La noche del jueves viví lo mas horrible. Escuche los golpes brutales que le daba una bestia masculina a una mujer. Los gritos desgarradores de la tipa aun los traigo conmigo, el dolor de su sonido me ha dejado impresionada. Los insultos del animal ese pidiendo respeto y una aclaración. César y yo pudimos inventar esto y contarlo como el episodio de alguna película chilanga, pero esta grabado en nuestras memorias como real.

Viernes en la mañana, levántate, báñate, córrele, llegamos a la Casa de los Azulejos, preciosísima. Hombres de tacuche sentados tomándose su cafecito.

Recuerdo la primera vez que pisé la plancha del Zócalo. No podía cerrar la boca (soy muy boba) quería que quedara clara en mi memoria, bien registrada cada imagen que observara en esos momentos. La catedral metropolitana a mi lado izquierdo y de frente Palacio Nacional, con sus preciosos murales de Diego Rivera donde cuenta la historia de México. El grandote el de las escaleras es el más grande, pero le sigue la historia de la época prehispánica. Xoloescuincles en todos los cuadros, la firma del autor escondida en alguna parte de cada cuadro y al final, un bebé que mira fijamente y anterior a él Diego Rivera en mujer.

En Bellas Artes, Orozco, Sequeiros, Rivera y Tamayo.

Sábado. Museo Nacional de Antropología e Historia. La piedra del Sol, una cabeza olmeca, obejetos mayas, jaguares, el mal y el bien, muchas serpientes, miles de años contenidos en salas de exhibición. Unos pasos más y el museo Rufino Tamayo, qué cosas tan más jocosas, diría Daniel.

A las 6 de la tarde aproximadamente llegamos al centro comercial Santa Fe. Me da asco pensar en todas las personas que pueden comprar estupideces carísimas sin el menor recato. Supongo que sólo Paty Chapoy y unos cuantos más puede llegar a comprar una de las mas grandes contradicciones que he visto en mi vida; un buda (hablamos de alguien que dejo un palacio, alguien que vino a dar un mensaje sobre la compasión) en 8 550 pesos en un SEARS. El ejemplo habla por sí mismo. Un ajedrez del señor de los anillos en 60 000 pesos. Un corte de cabello 360 pesos. Ver a toda la bola de imbéciles comprando cosas innecesarias, llenando los vacíos del ser, no tiene precio.

Cena taquitos de suadero con agua de lluvia.

Domingo, el último día, Colegio de San Ildefonso, exposición Leornardo y la Música. Mario Testino. Portraits. Entramos a la Gandhi pregunte por el Extranjero de Camus, 72 pesos, “me lo llevo”. Unos pasos más y estaba sentada viendo a un señor con una pistola de burbujas coquetas suicidas que adornaban Bellas Artes, el olor a grasa y el ruido de los carros….

Fin.

3 comentarios:

Silvana dijo...

ey! que gran narración!
jajaja la ciudad de méxico sin duda huele a garnacha y coladera!
hace cuanto fué que viniste??
yo vivo en la calle del centro cultural israelí, cuando quieras te invito un café!

Silvana dijo...

tónta de mi!
si se titula hace un año!
jajaja

Aguacate y Mandarina dijo...

Tutsipop recomendó tu narración. Buena narración. Lamento informarte que la biblioteca está cerrada "hasta nuevo aviso". Gran golpe para los norteños de esta ciudadsototototota.

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