El pasado jueves Rubén, Adrian, Abel, Daya y yo vivimos una experiencia preciosa.
Nos reunimos en la casa de Abel para compartir poesía.
Escuchamos las letras de Eli Guerra (amor de Rubén) en un viaje por la sensualidad solitaria de su cuerpecito spicy esperando la llegada del amor. Cerrando el círculo con la creación de un poeta fronterizo que refleja la soledad y peligro al que se enfrentan los pollos.
Adriano nos deleitó con poemas de Xavier Villaurrutia, muerte, poetas, parejas, obsesiones, puntos y comas.
La devoradora de hombres a pesar que traía 2 libros uno de un escritor de Tecate B.C. se quedó con la sencillez de Sabines con el clásico "no es que muera de amor, es que muero de tí..."
Mi compañero Abel R. dio voz a Octavio Paz. Recreó la delineada de boca de la sin par Maga que habita en Rayuela, yendo de lo sensual a las cuestiones del alma, atinó a leer a Gibran Khalil Gibran.
Aquí su servilleta se atrevió a leer sus poemas sufridos de amor maldito, simplones y criticones. Como un servicio social les compartí "Tortugas y cronopios" de Julio Cortazar, Libertad de Juan José Arreola, así como también "ella y yo" de Fernando del Paso.
Déjame gastar la tinta de mis plumas contándote cuánto te quiero; y es que aunque el amor no sea cuantificable, tú lo sabes muy bien; aquel que se ha enamorado abandona la razón y vive en el absurdo. Se vive loco.
Velas, té negro, "coca lais" y juguito de naranja nos acompañaron. Ojalá y alguien más se anime a comprtir con nosotros este momento íntimo y liberador.
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