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domingo, 17 de enero de 2010

Adios al café en París!

Para sorpresa de muchos, disfruto películas sencillas comerciales que no me hagan pensar demasiado o me dejen en shock. Cierto es que gracias a mi amigo Enrique he estado conociendo otro tipo de cine que me parece maravilloso: Bergman, Tarkovski, Lars Von Trier y documentales del Zizek, pero aun así, esta noche me he ido al cine sola.

Función de las 21:05 película "Mi vida en ruinas". El guión es un pan sin sal. Nia Vardalos quiere encontrar si "kefi"pero es una mujer a la que todo le ha estado saliendo mal; es maestra de historia griega del periodo clásico pero trabaja de guía de turistas y para colmo le tocan los peores; australianos borrachos, gringos, parejas peleadas, una anciana cleptómana, españolas en búsqueda de hombres y el típico funny guy.
La mitad de la película trata de ser graciosa mostrando las peculiaridades de la imagen pública de cada una de los personajes arquetípicos que lleva en el camión: los gringos todo quieren comprar, las españolas sensuales desesperadas por hombres, parejas de ricos que todo les molesta, bla bla bla.
La tipa encuentra su pasión cuando empieza a darse cuenta que debe de relajarse y dejar que la vida la sorprenda.

La primer película que vi de Nia Vardalos fue "Casarse está en griego". Me encanta, la compré en la MEGA por 32 pesos, la veo constantemente porque me encantan los personajes, la música, lo graciosa que puede ser esa mujer de nariz grande. Tiene una de las mejores frases que he escuchado ; el padre de Toula (Nia) le dice al prometido de su hija: "nosotros hacíamos filosofía cuando ustedes todavía estaban colgados en lianas" y es cierto, qué le vamos a hacer.

Sabía que "Mi vida en ruinas" intentaría volver a la fórmula que tanto éxito le dio a "Casarse está en Griego", sería como una segunda parte, pero no me cansaré de decirlo, es un pan sin sal.

Todo este rodeo para decir que vale madre el guión sin sal porque la película fue filmada en Grecia. Pagué 57 pesos para ver en la pantalla del cine el Ágora, Delfos, Olimpia, Atenas, el mar, la arquitectura, datos históricos que ya me sabía, pero vale la pena porque me gusta esa Grecia, porque quiero ir.

Tuve el sueño de ir a Francia, estar en París y recorrer Champs-Élysées, andar por el Louvre, tomar café en algún lugar bonito escuchando un hermoso acordeón, ver la Tour Eiffel símbolo del triunfo de acero, la vanguardia, la modernidad, el racionalismo y las bibliotecas aunque no leyera nada. Quería conocer esa Francia que dio al mundo personas como del Marqués de Sade, Chanel, Dior, Toulouse-Lautrec, Degas, Monet, Pascal, Renoir, Edith Piaf y Claude Francois; andar recorriendo la campiña con un guapo francés algo, sangrón, guapísimo y de pomposos modales.

Ahora tengo el sueño de recorrer Croacia, Serbia, Grecia, Eslovenia,Rumania, Ucrania, Bosnia, con sus iglesias catolicas y ortodoxas; monasterios que revelan la belleza de sus Santos con la luz de las velas y el sol; comer moussaka, las huellas de los turcos, las batallas, la nostalgia de su música, sus gitanos y judíos; el cirílico, la tranquilidad, el misticismo que encierran esos países. Sí ya se de la prostitución, la droga, el peligro, pero también eso vale madre. Quiero estar ahí.

Добродошли на Балкану

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