Buscar este blog

martes, 29 de enero de 2008

lunes, 28 de enero de 2008

trip to Cancun I. Tres viajes juntos.

Resulta que la Gabriela ojos grandes ha regresado a su desértica ciudad. El aterrizaje ha sido suave y generoso conmigo. El viernes 25 estrenaron una película que estaba esperando desde hace mucho: Across the universe, ya la vi y la volveré a ver. No es el cine al que estoy acostumbrada pero es linda, linda. A pesar de que dicen que lo único permanente es el cambio, a veces creo que Mexicali no cambia.
Hice tres viajes principales del 18 al 24 de enero. El geográfico; que me situó en varios puntos de Quintana Roo y pedacitos de Mérida,el mental; una revolución en mi cabezota y por último, el literario; espacio que compartí con Teresa, Tomás, Franz, Sabina, Karenin, los rusos y claro, el guía: Milán Kundera. Son como tres ríos que se unen formando una cascada y caen en mi.
El 18 temprano, córrele al aeropuerto. Por gracia del destino una vez mas situaron mi lugar frente al de un engendro de no mas de 1.20 cm que lo sabía todo, con una madre insoportable, de esas que le hablan a los niños como si fueran adultos y los quieren crear como seres perfectos (y después no saben porque para sus hijos no hay mujer perfecta o se hicieron maricones) que obviamente no necesitan corrección. El vástago de las gafas de Mexicali a Guadalajara pateó mi asiento hasta que con voz sutil voltee para decirle al par de imbéciles que lo trajeron al mundo que le pidieran a su hijito que dejara de patear mi asiento. Los padres asombrados, haciendo mas grandes sus ojos (como si el plebe pendejo se portara bien) solo asintieron con la cabeza.
Esto no es un tratado en contra de los infantes, es solo una queja para mi maldita suerte en los aviones. En un vuelo de Hermosillo a Monterrey se subió una doñita terca como la chingada que quería poner su maletón parado al lado del asiento (yo iba en medio) se persignó y me invitó a que lo hiciera, cuando negué la persignada, cuestionó mi vida espiritual, cosa que para variar, me caga. Cuando indicaron que despegaría la aeronave, para cuando se siente el jaloncito, la doña pegó un grito (más me molesta porque yo en todos los transportes, excepto las bicicletas; me duermo) y cuando ya no se sintió el movimiento la doña me pregunto si nos habíamos quedado parados en el aire. No me quedo mas que sonreír amablemente y decirle que no.
Por culpa del cochino dinero tuve que viajar en aviacsa, me entretuve con la revista que ponen frente al asiento, para mi sorpresa fue amena porque había una entrevista con una jazzista mexicana y leí que recomendaba a Paté de la Fuá, una de las agrupaciones por las que siento harta curiosidad en los últimos días.
El engendro siguió pateando el asiento hasta que en Guadalajara le pedí al chinola del asiento de en frente que me cambiara de lugar, él aceptó, pero al llegar a chilangolandia me reclamó, dándome a entender que comprendía la petición del cambio.
En el aeropuerto de la Ciudad de México estuve una hora y religiosamente hice lo que debía de hacer: ir al globo y comprar una de esas cositas deliciosas de panecito con crema, suficientemente dulces y con una textura hermosa, para salivar como el perro de Pavlov. Un eclerrrrrrrr. Lo comí despacito y con respeto (en mi rancho no hay y no sé hacerlos).
DF- Cancún, dormida.
Al bajar del avión sucedió lo inevitable, un golpe en el cuerpo dado por la humedad de Cancún. Mi cabello rizadisimo como sopa maruchan, cara brillosa, cuerpo pegagoso...lo normal.
Caminé mucho para dar con el hostal Casa Tulúm, pero al llegar todo valió la pena. Afortunadamente una hermosa sueca viajaba sola, intercambiamos pocas palabras y ya estábamos caminando por la calle rumbo a la borrachera (como siempre, mi proceso de ingesta de alcohol terminó en intensiones, dos cervezas y tuve que parar. Soy una alcohólica mediocre) a un barecillo del centro de Cancún. Gracias a mi curiosidad sobre Suecia tuvimos platica para mucho rato. Es uno de los países que tienen mucho que enseñarle al mundo sobre ecología, equidad y género, pero principalmente sobre el sentimiento de respeto hacia la vida en sociedad. No por nada aquello de la cumbre de Estocolmo. Rebeca Dominiq Desire me preguntaba mucho sobre la parte de México que ella estaba conociendo, yo no sabía mucho qué decir porque la vida de la frontera es como atípica con respecto al resto del país. Como dijo un fotógrafo mexicano, es una región que se quedó suspendida entre Estados Unidos y México. Rebeca seguía contándome sobre su país, así que yo me disponía a viajar geográficamente a través de mi mente.
Después de dos cervezas y varios cigarros, nos dispusimos a tomar un autobús que nos dejara cerca de alguna playa tranquila. Fue la única vez en todo el viaje que pisé la playa de Cancún. Arenita rica, suave, fina y agua transparente. Luna presente y viento coqueto.
Al día siguiente recibí la noticia de que mi compañero Boban llegaría hasta el domingo y como no quería quedarme con las ganas de conocer Holbox (se pronuncia Holboch) decidí tomar el autobús y largarme. Con dos horas y media de retraso por fin me subí al apestoso y mojado camión. Para no variarle, me dormí en todo el camino. Me bajé en el puerto de Chiquilá y esperé unos minutos para tomar el barquito del terror. Era mi primera vez en un barco en movimiento, el de Disney no cuenta. Se soltó una lluvia tremenda y llegamos a la isla. Rápidos los mosquitos se dispusieron a tragarse mis piernas. Observé a un greñudo mexicano y a un extranjero, supe que íbamos para el mismo lugar. Así pasó, minutos mas tarde nos fuimos caminando al hostal. Brincamos charcos y nos perdimos, la gente de ahí no reconoce el nombre de las calles, sólo sabían decir, subes y bajas. Al llegar al hostal nos recibió Sasha, una italiana hermosa de ojos enormes y voz ronca que tiene 8 años radicando en México. La habitación era hermosa, dos literas y dos hamacas, el suelo era tierra.
Alvaro, el greñudo era de Guerrero y se dedicaba al diseño de joyería de playa, había andado viajando por todo el mundo y David, un Alemán que tenía varios meses en México.
Tengo un mal hábito; fumar, así que fui a la tienda a comprar cigarros, casi los mas caros de mi vida, pero los superó el aeropuerto de Cancún. Al regresar al hostal la lluvia se puso mas intensa, creo que Holbox sabía de mi y me estaba haciendo un hermoso regalo. Sentir la lluvia en la cara, el cabello empapado y todo el cuerpo es liberador. Al principio me apresure al caminar, pero lógicamente era innecesario, ya no podía mojarme más, así que caminé lento atravesando charcos y disfrutando del sentimiento liberador.
Al llegar al hostal me cambié de ropa y me tumbé en la hamaca, solo me daba impulso con un dedo.
A la mañana siguiente me dirigí a la playa, el clima era malo pero de todas maneras quería hacerlo. Para llegar allá tuve que quitarme los zapatos, no podía caminar con ellos puestos. Atravesé la isla descalza y desayuné en el parque. Me llama la atención que pal sur veneren tanto a Benito Juaréz, en el parque había un monumento dedicado a él y el edificio del ayuntamiento estaba pintado con delfines y otros animales marinos. Esto era chistoso, porque en los edificios de la administración pública la fachada es sobria y con motivos patrióticos. Seguí caminando y me topé con la mala noticia de que mi planes no podría concretarse, quería pasar todo el día en la isla y tomar un camión casi en la noche, pero no se podía, el último camión saldría a las 13 horas. Regresé al hostal y cojí mis cosas, me dirigí al lugar de donde salen los barquitos del terror, compré mi boleto y me dediqué a ver a la gente. Para mi fortuna que las películas en frances me han ayudado mucho, pude entender la trágica noticia de que a una pareja de bellos franceses se les había perdido los pasaportes. Al aprecer Mat (alto, bronceado, nariz perfecta y boca deliciosa) se le había caído la bolsa donde traía los documentos. La señorita alta de piernas flacas lindas estaba llorando cuidando las maletas, mientras que el hombre pendejo fue a buscar sus pertenencias. El ferry de los 9 hermanos sarpó a la 1 en punto y ellos no aparecieron.
Me senté en la ventana y con mi gran inteligencia supe que era peligroso, me estaba cagando de miedo, veía las olas grandes llegar y estrellarse con el barco, esto provocaba la inestabilidad y yo estaba a nada de echarme a llorar. Los extranjeros estaban asustados pero los locales como si nada pasara. Confié en su tranquilidad porque si ellos que están acostumbrados a esto no se han alarmado para mí quería decir que era normal. Como no podía hacer otra cosa que pensar en frases como "me voy a morir", "me voy a morir", "moriré ahogada", "no se nadar muy bien" y "me voy a morir y nadie sabrá, porque no le avisé a nadie que me venía a esta isla cagada, mi cuerpo quedará en una fosa común (si bien me iba, sino me hundiría en las aguas del golfo de México)" y claro "me voy a morir", mejor decidí hacer algo que me sale a la perfección en los transportes: dormir.
Me desperté cuando habíamos llegado a Chiquilá, tomé el autobús y pal susto, me volví a dormir. Para mi suerte desperté cuando pasábamos por los topes de un pueblito y pude ver una joya: un recinto religioso llamado "iglesia del Dios de la profecia" (no sé como a la gente no le daba miedo, el nombre es tétrico) y casas pintadas como camisetas de los pumas de la universidad, águilas del américa y chivas rayadas del guadalajara. También pude ver como un tipo con camiseta de las chivas le decía a otro que no era personal, pero que no se sentaría con alguien que le va al américa (el tipo traía una gorra de ese equipo). Considere eso ya algo muy estúpido y me volví a dormir. Bajé en Cancun, comí algo y me fui al Radisson a esperar a Boban.
Boban llegó. Abrazo y beso. Encerrón el el cuarto. Favor de no molestar.
Lunes en la mañana camino a Tulúm paramos en Playa del Carmen. Bonita playa, pitomil turistas, cielo nubladito como me gusta y comidita en el Señor Frogs. Enchiladas rechonchas bañadas con una capa grosera de queso y coquita lais. Boban alitas de pollo, apio (que me comí yo) , aderezos y una alberca de salsa verde en a que nadaban dentro unos falos tiernitos de queso. Coca lais también para él, por favor. Vista al mar turquesa y al comportamiento chistoso y transgresor de los turistas. Terminamos con una panza que parecía medio barril del chavo del 8, pero nos quedaba un poquito de espacio para aun rico cafecito, en vez de un pastel, pedí una plática sobre narcotrafico, polleros e inmigrandes chinos.
La lluvia cayó de nuevo sobre mi cabeza y nos fuimos corriendo (al ridículo no le gusta mojarse en la lluvia) tomamos el carro y seguimos por la carretera rumbo a Tulúm. Es impresionante ver a lo largo de ésta los espectaculares anunciando los grandísimos hoteles que me parecen pueblos para ricos, excelentes lugares para evadir el peso del ser, gastar mucho dinero y no tener la necesidad de salir de ese espacio.
Llegamos a Tulúm y nos dirigimos a unas cabañas hermosas llamadas "papaya" las playas del caribe son hermosas y me tenían deslumbrada porque estaba acostumbrada a las del pacífico que parecen uniformes y la flora está muy limitada.
La caballa número 66 estaba equipada de paredes de palo, techo de hoja de palmera, lavabo, retrete, regadera, cama con sábana blanca, cubierta por un mosquitero blanco, dos almohadas y un foco. Afuera estábamos rodeados de palmeras agresivas y piedras cabronas que lastimaban mis pies. Pero lo mas lindo era la playa generosa que tenía de vista y el viento.
Minutos mas tarde estaba caminando junto con Boban por la arena. Nos sentamos a platicar en una terraza con dos coronitas y mi amigo el viento nos abrazaba. Para deleitar la oreja, las olas.
Se nos fueron las horas sentados ahí, fui a dejar unas cosas a nuestro recinto y al regresar vi a la señora luna esconderse entre el mar y las nubes pachonas.
Descalza, con el cabello como rarotonga y picada por los mosquitos, me senté al lado de mi amor en un restaurante lindo en la playa. Para la entrada, chilles rellenitos de quesito. Gaby: Pollo con almendras, arrocito blanco, calabacitas aguadas, coca lais de nuevo. Boban pizza calzone y cervecita. Platicamos mucho sobre Tito, el ex gobernante de Yugoslavia (Boban es serbio), Chávez, Fidel, Evo, Lula, Fox, López Obrador y consumismo. Boban se veía hermoso con la playa en su espalda, la luz de la vela jugando en su rostro sereno y hablando de filosofía política.
Aun no decido si esa noche ha sido la mas hermosa de mi vida.
El martes fuimos a las Ruinas de Tulúm, la ciudad amurallada en la playa con iguanas que que cohabitan con lindas mariposas que hacen la visita mas especial. Siempre visitar un templo de alguna civilización antigua es especial, pero ese día me embargo un sentimiento malo hacia los demás turistas, las veían como cosas raras y no faltaba el imbécil que deseaba subir, aun cuando había letreros de no pasar. Este sentimiento se hizo mas presente en Cobá.
Comimos en otro restaurante frente a la playa. Ensaladita César con pollo, agua insípida. Boban hamburguesa con queso y honguitos, coronita pa acompañar. Frente a nosotros unas extranjeras disfrutando de los beneficios de andar topless con un par de pezones hermosos cada una. A mi costado derecho estaba Boban y cuando lo veía a el, al platicar pude notar algo hermoso. Un grupoi de lonjevas (mas de 60) en bikinis tomando el sol. Sus cabecitas blancas y la sensualidad de su cuerpo tiernito y arrugado. Ahí confirmé que no soy celosa.
Esta tarde me dormí y luego me fui a la playa un rato, estuvimos platicando tranquilamente y de nuevo fuimos a cenar (es que en las vacaciones hay que comer hasta hartarse). Pasta cuatro quesos, coca lais. Boban Pizza con hongos y no sé qué mas, también coca lais. Esta vez en la mesa se sentaron con nosotros los estudiantes muertos en el 68, los praguenses que vivieron la ocupación rusa y las quejas sobre los complejos turísticos que están prostituyendo las partes mas lindas de la república mexicana(claro, y del mundo). Esa si vi claramente cuando la luna salio del mar. Antes creía que los prehispánicos estaban locos, me preguntaba de dónde habían sacado aquello del conejo en la luna, bueno los dioses me callaron la trompa porque en esa parte del país pude ver claro el conejo, es realidad, ¡existe!.
El amanecer en Tulúm también es hermoso, el señor sol sale del sol. Tuve la oportunidad de verlo dos veces. El miércoles nos bañamos en el mar un rato, nos tiramos al sol cual cachoras. Tomamos el coche y nos fuimos rumbo a Cobá.
Cobá es un lugar hermoso entre arboles y con una cantidad magnifica de mariposas. Una piramide de 7 niveles muy hermosa y lugares para el juego de pelota. Una zona de pinturas y hombres en transportes ofreciendo el servicio de taxi hasta hartar. Mientras disfrutábamos de la atmósfera maya el sentimiento de Tulúm regresó. Me enojé con los turistas, como podía subir a los espacios en ruinas sin el menor respeto solo para tomar fotos. Me pregunto que pasaría si voy a la catedral de su ciudad a subirme al altar y tomar fotos o me meto en sus casas para pisar sus pertenencias. No es que me haya dado un ataque de nacionalismo, pero es que si alguien va a conocer las ruinas de una ciudad o un centro ceremonial, es porque conoce la cultura anfitriona, si la conoce es porque le intereso y le pareció interesante estudiarla, entonces como chingados se suben a una pirámide solo para disfrutar de la vista de estar tan arriba. Deseaba que se cayeran todos y quedaran aplastados entre sus cuerpos.
La plática con Boban fue sobre mi aversión a la idea generalizada sobre el progreso del hombre. Qué es el progreso...
De Cobá a Cancún la carretera estaba adornada por los lados con florecitas amarillas y pueblitos pequeños que seguramente se reconoce su importancia por el número de topes que tengan.
Llegamos a nuestro destino e hice lo propio; bañarme. Fuimos a cenar, luego a un bar, al oxxo y al hotel. Caminé con Boban de su brazo y el tiempo se detuvo.
Salí a las 13.40 pm, llegué a la ciudad de México a las 16 y me dedique a vagar como alma en pena por el enorme aeropuerto. Vi la expo de Gabriel Figeroa y compré cositas en la carretita de UNICEF y de una asociacion que se dedica a educar a niños con síndrome de down.
El jueves regrese a mi ciudad con una maleta repleta de cosas lindas. Me recibió el frío del desierto, mi amiga Daya, el café del sanborns y unos tecolotes.

jueves, 17 de enero de 2008

vaiajes de placer.











Me voy de mi polvorienta Mexicali (porque Mexicali es mujer). Sí, me largo este viernes 18 a una playita en la que me encontraré con mi hombre. Cancún, Tulúm, Chichen y Holbox me esperan, así como días de sexo intenso y libre.

Pobre de mi, qué mal me trata la vida!!!!
continuará...




viernes, 4 de enero de 2008

jajajajja







creo que el gobierno de Baja California esta patrocinado por boletazo jajajajaja

.